lunes, 30 de septiembre de 2013

El también titular de Industria, Turismo y Empleo marca 2014 como el año del «despegue» para la recuperación económica en la región.

«No soy optimista, soy un realista bien informado». Así responde Máximo Buch (Valencia, 1959) a su fama de ser el conseller más positivo de la Generalitat. El titular de Economía, Industria, Turismo y Empleo pide «confianza» a los valencianos y marca 2014 como el año para que comiencen a comprobarse los resultados de las medidas puestas en marcha por el Ejecutivo de Alberto Fabra.
—¿Realmente hay motivos para el optimismo en la economía valenciana?




—Desde el principio he tenido una visión sensata de lo que estaba pasando. 2012 fue un año muy malo por la dura herencia. La Comunidad Valenciana, al igual que el Gobierno central, empezó a hacer reformas, como la mejora de la eficiencia del sector público empresarial, la eliminación de trabas administrativas o la reducción de los trámites para crear nuevas empresas. Todo eso comienza a tener ahora resultado, hay indicadores positivos y nos ha sorprendido la velocidad con la que han venido esos buenos datos. Nos encontramos realmente en la antesala de la recuperación económica. Falta que se reactive el consumo, pero lo hará porque hay señales positivas. Creo que 2014 va a ser el año del despegue y antes del próximo enero podremos hablar de un descenso del paro.



—Fabra ha anunciado esta semana diversas medidas, como la liberalización de los horarios comerciales. ¿Cómo afectará a la competitividad y al consumo?



—Con esta decisión transmitimos la potestad a los municipios de gestionar los horarios comerciales, considerándolos a todos de afluencia turística a estos efectos. Eso quiere decir que cualquier localidad, de acuerdo con sus necesidades, tendrá total libertad. Es un paso muy acertado, porque lo que sucedía con la actual ley, y es lo que queremos evitar, es que había un agravio comparativo. Un municipio turístico tenía esa libertad y uno no turístico no, lo cual daba una ventaja al primero y los nuevos comercios sólo querían instalarse en ellos. Con esta medida tratamos a todos por igual y transmitimos el mensaje de que cualquier localidad de la región puede ser turística.

—¿Cómo pretenden negociar las resistencias del pequeño comercio?



—Hemos convocado ya el Observatorio del Comercio. Las reacciones adversas han partido de una mala impresión inicial porque la palabra liberalización no ha sonado bien, pero cuando se analiza lo que estamos realizando, se comprueba que es quitar restricciones a los alcaldes y comerciantes para decidir una política más adecuada.



—Otra de las novedades esta semana ha sido la bajada de impuestos. ¿Es contradictoria esta decisión con el hecho de que la Comunidad esté a la cabeza del déficit en España?



—Soy un convencido de que las bajadas de impuestos estimulan la economía, y cualquier cosa que facilite la dinamización es buena. Es una medida muy acertada porque cualquier barrera (y un impuesto lo es) que se pueda eliminar es positiva.



—Fabra se ha encontrado con problemas de liquidez para aplicar sus políticas. ¿Cuáles son las recetas para que esto no suceda en un futuro?



—Las recetas están marcadas. Son la disciplina presupuestaria, no gastar más que lo que se ingresa e ir reduciendo el déficit gradualmente. Todo ello ha tenido un impacto muy positivo en la financiación pública. El Tesoro hace un año tenía dificultades para colocar deuda y el coste financiero, que supone una carga muy importante, está bajando. Se está restableciendo la confianza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario